viernes, 1 de febrero de 2013

Juicios a animales

     Algo poco sabido entre los aficionados a la historia en general es que la Inquisición Protestante , que , por cierto, fue tan dura como la católica, también hizo "autos de fe" ( procesos inquisitoriales públicos ) contra animales. Así pues tenemos el caso de la muerte del bebe Jean Le Maux,de Francia, el cual , supuestamente , fue asesinado por una cerda. La pobre cerda fue vestida de mujer y fue azotada, torturada y lastiamada hasta la muerte en lento y doloroso proceso para que confesara su crímen. ¿ Imaginais que la cerda dijera ? " yo he sido, y de hecho el diablo se llama Pepe y es mi vecino " . La sorpresa hubiera sido mayúscula sin duda.

Tortura a un cerdo para que declarase su culpabilidad (ojo al niño aplaudiendo)


     En unos 250 años se realizaron unos 60 juicios a animales en Francia. Y la extravangia alcance límites surrealistas cuando había leyes que advertían a los animales no escapar de su amo o de la prohibición de saltar vallas y pasar al terreno del vecino. Primero la cosa quedaba en advertencia ( imaginad al representante de la Ley en el poblado diciéndole a una cabra que no saltara más la valla ), si el animal lo hacía en segundo lugar se le aplicaba la pena de " corte de oreja " para que sirviera de ejemplo a los demás animales y si volvía a hacerlo por tercera vez se le aplicaba la pena de muerte . Para estos casos "civiles" no religiosos la autoridad punitiva era la civil , aunque la Inquisición también juzgó a animales.

Declare Señor Burro


     En los archivos consta una confesión de una cerda en Savigny-sur en 1457.... queda pensar ¿qué le harían a la pobre cerca que incluso habló?.

     Hay un caso bastante llamativo que ocurrió en Brasil . A principios del siglo XVIII ( es decir, para ser sinceros... no hace mucho y con la civilización un pelín ya desarrollada ) en un monasterio hubo un gran problema debido a una plaga de insaciables termitas . Los frailes no parabana de quejarse ante los cielos de que ellos no habían hecho nada malo para merecer tal molestia de termitas que, literalmente, se estaban comiendo todo el mobiliario de su monasterio. Así pues, al observar maldad en esto lo atribuyeron al diablo y su particular batalla contra todo lo que es sagrado. Denunciaron la situación ante un tribunal eclesiástico y se celebró un juicio con defensa incluída a las termitas. La defensa alegó que las termitas eran insectos muy trabajadores y tenían el Derecho Natural a alimentarse como todo ser vivio de Dios y que realmente lo que pasaba es que los frailes eran tan pasivos y contemplativos que, con su actitud, contribuyeron a que el Monasterio se viniera a abajo en ruinas. El juez no sabía realmente a quién darle la razón, estaba en un serio aprieto, y dictaminó que se le ofreciera a las termitas una gran cantidad de madera lejos del Monasterio para que fueran invitadas a irse. La verdad es que el cuadro debió ser curioso. El representante de la legalidad eclesiástica diciendole a las termitas : Por la Gracia de Dios el tribunal ha decidio que os vayais a esa pila de madera de ahí al lado.

     Tremendo

   

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